El contagio por la lectura lo aprendí de mi padre. Fui afortunada
que él fuera librero, y profesara además el amor por las letras. Así establecí
mi vínculo con las primeras historietas, cuentos y novelas, que cada tarde leía
en su librería en Val paraíso, una vez que aprendí a leer, antes dedicaba tardes
completas a escuchar los cuentos en los discos de vinilo que venían acompañados
de canciones y adivinanzas.
El acercamiento hacia la literatura infantil, se forjó en mi entre personajes que viajaban en el tiempo; Mampato,
el clásico “Condorito”, que contribuía en mi afán de despojarme de la timidez, aprendiéndome
los chistes para contarlos en las reuniones familiares y por último, el gran Papelucho de Marcela Paz, con quien me
perdía en sus aventuras, del cual hasta hoy recuerdo una frase que me dejó impactada entonces:" - ¿ Con qué derecho?- Preguntó Papelucho a una
vagabunda que recogía las migas de pan que eran para los perros. Ella contestó:
- Con el derecho del hambre - ".
Con el tiempo fui descubriendo nuevos libros: Corazón,
La cabaña del Tío Tom, etc, lo que me permitió en la adolescencia encantarme
con uno de mis autores preferidos hasta hoy: Gabriel García Marquez. Ésta
experiencia logró no sólo que apreciara y me conectara con la lectura, sino que también me motivara a escribir permitiéndo relacionarme mejor conmigo misma y con los
demás.
Al pasar de los años, en mi labor como mediadora, revivo en cada experiencia con
niños y jóvenes, la importancia que tuvo para mi está conexión con la
literatura. A partir de ello siento puedo trasmitir con gusto y pasión el
acercamiento a la lectura, lo que no siempre es posible en el presente.
Sin embargo,
trasmitir que la literatura infantil,
más que los cuentos o novelas latosas para algunos niños o para otros un placer , pueda
significar que a través de diversas
formas de acuerdo a los géneros inscritos en ella, pueda acompañarlos, hacerlos
soñar, vivir o revivir sus propias vivencias o las que alguna vez fantásticamente
como en un sueño imaginaron, invitándolos a enriquecer el mundo interior de cada
uno insertos en la sociedad.
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